martes, mayo 31, 2005




foto




De sobra es sabido cómo los editores suelen hacerse una idea de qué van los cientos de originales que reciben: leen un par de páginas al inicio, otras al final y lo más hacen un par de calas entre medias.
Pues me temo que algo similar debieron hacer los críticos de la revista Time para llegar a la conclusión de que la película Hable con ella de Almodóvar es la mejor de la última década. Dieron al play y se encontraron con unos excelentes planos del montaje Cafe Muller de Pina Bausch. Se fueron a otra habitación a charlar mientras les llegaba la espléndida banda sonora de Alberto Iglesias y, finalmente, se sentaron a ver el cierre de la película: unos minutos del montaje Masurca Forgo de la inigualable Sra. Bausch.
Es la única explicación que le encuentro a tamaño disparate.




lunes, mayo 30, 2005




Cuando era pequeña solía acudir al salón de mi pueblo siempre que traían una orquesta. Íbamos todas las amigas y normalmente sólo bailábamos entre nosotras, aunque la mayor parte del tiempo lo que hacíamos era jugar y corretear entre las parejas, que nos dirigían furibundas miradas por interrumpir su cortejo. Una tarde, en uno de los descansos de los músicos, se subíó un muchacho al escenario y micrófono en mano pidió un momento de silencio. Tuvo que insistir, pero al fin consiguió que todos se callaran y prestaran atención a lo que tenía que decirnos. Se puso muy serio y dijo: "Disculpen, pero tengo un recado urgente para Isabel Castillo, su familia le pide que vaya a casa rápidamente que acaba de ser madre". Estuvimos durante días riéndonos con esa tontería, aunque nunca pudimos imaginar que algo tenía de premonitorio ese aviso.
Y lo he sabido hace unos días cuando Sharon Stone ha abandonado intempestivamente el rodaje de la segunda parte de Instinto Básico al conocer la noticia de que acababa de ser madre.




domingo, mayo 29, 2005




Damos la bienvenida a Mr. Peep que, como ya anunció el pasado lunes, estrena consultorio erótico-sentimental.

Los lunes con Mr. Peep

De entre todos los correos recibidos este ha sido el seleccionado esta semana:

Estimado Mr. Peep:
El Abuelo Cascarrabias y yo tenemos la costumbre de fotografiar ciertos momentos íntimos de nuestra vida sexual con el fin de terminarlas publicando en nuestro blog, sin nunca llegar a hacerlo por miedo a represalias de nuestros lectores. A ello se une que habitualmente detallamos a amigos y conocidos todas nuestras experiencias sexuales con la mayor naturalidad, sin más afán que el de comentar ciertos momentos de nuestras vidas, graciosos y que creemos comunes al resto de los mortales. Sin embargo, la gente nos tacha de atrevidos, e incluso obscenos. ¿Estamos enfermos? ¿No es acaso algo natural? ¿Es inmoral? ¿Qué hay de malo en hablar de algo que es exclusivamente nuestro?

Espero su respuesta. Atentamente,
Ultrasónica Izquierdo


Estimada Mega Rápida:
He necesitado documentarme a fondo para dar una respuesta suficientemente razonada a tu consulta. He releído todo lo que tiene que ver con el tema, de forma directa o indirecta, desde el código de Hammurabi hasta la última obra de Shere Hite; he contrastado por mail mis conclusiones con expertos de Penthouse amigos míos; he telefoneado a Clinton (no estaba); me he fotografiado a mí mismo en poses obscenas (y le he pedido a Bo que colabore, pero me ha dicho que luego, que estaba viendo Aquí no hay quien viva) para tener más elementos de juicio. En fin, que me lo he currado. Aclaro que todo esto no obedece a mi espíritu altruista, en absoluto, es que estoy buscando una salida laboral, y me ha parecido que por aquí hay tajo.

Versión Lite (Free)
La conclusión es NO. No estáis enfermos; no es inmoral; no hay nada de malo en hablar de lo vuestro y enseñar lo vuestro. Pero en esto ya están de acuerdo hasta Las Supremas de Móstoles. Este consenso en situaciones que antes eran transgresoras forma parte de la banalización contemporánea del sexo. Que ha devenido en sexo de Todo a Cien. Hay sexo a raudales en todos sitios; no hay prohibiciones; todos parecen disfrutar de una excelente vida sexual, algunos hacen gala de ello. Hoy, lo vergonzante es no tener una vida sexual muy animada. Eso es lo que reflejan las encuestas sobre comportamiento sexual que se publican más o menos regularmente. Y sin embargo, creo que todos mienten. O mienten un poco. (Para más detalles, véase la Upgrade Version de esta respuesta, eso sí: de pago).
Hablar, mostrar, mostrarse. Cuánto han hecho las cámaras digitales por la salud sexual. No creo que debáis buscar que os "comprendan": la normalización de las fantasías les hace perder gas, las descafeína. El secreto, las potencia. Creo que debéis buscar cómplices.


Upgrade Version (107 euros + IVA)
-Diagnóstico personalizado.
-Atención 24 horas.
-100% amoral.
-Más frases graciosas.
-Y muchos otros extras.

Bonus
Sólo para tus ojos, de Alexander Fleming, es una obra poco conocida de la literatura victoriana. Esta época de la historia de Gran Bretaña, que se caracteriza por un fuerte conservadurismo, produjo, sin embargo, algunas de las joyas más brillantes de la literatura erótica. He seleccionado unos parrafitos que creo que vienen muy a cuento. Como vemos, una pareja hace el amor mientras es observada por un enigmático personaje. Apreciamos en estas líneas un fuerte contenido erótico que no procede de los actos en sí de los amantes, de su descripción, sino de la conciencia de que representan una ceremonia para quien los observa. El sexo abandona el plano de lo físico y se traslada al plano de lo teatral y de lo simbólico, y en consecuencia se convierte en un factor moralmente disolvente y potencialmente subversivo. Esta obra, de cuya primera edición sólo se imprimieron 500 ejemplares, estuvo prohibida durante muchos años. Alcanzó reconocimiento entre los aficionados al género en 1933, cuando fue reeditada por John Dee en una colección de literatura erótica, The Sight. No conozco traducción española.

Ambos están sentados en el suelo, sobre la alfombra; sus rodillas se rozan; apenas se adivinan sus siluetas en la penumbra. Ella entona una canción de amor italiana. El alarga las manos y rodea su garganta. Permanece así, oyéndola susurrar y sintiendo la vibración de sus cuerdas vocales en la yema de los dedos.
(...)
?Descálzame?, dice ella. Él se arrodilla, toma su pie, lo desnuda y lo acaricia. Se inclina, obediente, recorre la planta con la lengua y toma los dedos entre sus labios, uno a uno, saboreándolos. Ella entorna los ojos y se deja caer hacia atrás.
(...)
Las medias, para maniatar; el sujetador, para amordazar.
(...)
Se miran fijamente a los ojos, sin parpadear. El contorno del rostro se difumina, el fondo de la habitación se hace confuso. Las pupilas de ella se dilatan un instante, entreabre la boca y cuando él la penetra exhala un imperceptible suspiro al expulsar el aire retenido en sus pulmones.
(...)
Los amantes abrazados, sudorosos, exhaustos, vuelven la mirada hacia él. El hombre del sombrero, en la penumbra, sopla la vela y se hace la oscuridad. Shsssss.


Espero vuestras consultas en la dirección de correo sss_sss_@msn.com.




viernes, mayo 27, 2005




Muchas noches se repite la misma escena. Yo me siento frente al ordenador en el estudio a dar de comer a mi blog y él se sienta en el salón frente a un canal de cable a ver videoclips. La música me llega unas veces baja, otras normal y otras muy fuerte cuando la ocasión lo requiere. En un momento dado le oigo decir ¡tu canción! y atravieso el pasillo corriendo, me siento en el sofá con la espalda recta y las manos sobre las rodillas y clavo la vista en la pantalla en blanco y negro. Ella canta y dice: "Malo, malo, malo eres..." y "Tonto, tonto, tonto eres..." y no puedo apartar mis ojos de los suyos.

Gracias, Bebe.

(He recuperado este post de junio del pasado año por dos razones. La primera porque este vídeo ha ganado el Premio de la Música al mejor videoclip en su novena edición y la segunda porque mi hijo me ha enseñado que se puede poner un enlace a un vídeo y me apetecía hacer el experimento.)




jueves, mayo 26, 2005




La semana pasada, mientras preparaba el post que colgué ayer, me sorprendí al ver que varias veces al día llegaban a mi blog buscando "fotos bajo la falda". No le encontraba explicación a esta entrada hasta que leí esta noticia que me abrió los ojos.
Parece ser que los responsables de las grandes compañías del metro y los ferrocarriles de Tokio se han visto obligados a separar a hombres y mujeres de sus atestados vagones para evitar el manoseo de algunos y la toma de fotografías obscenas de forma clandestina, casi siempre con móviles, bajo las faldas de algunas viajeras desprevenidas.
Estos vagones femeninos, que sólo funcionan en las horas punta, van señalizados con una pegatina rosa y, según cuentan, se disfruta en ellos de un ambiente màs distendido y colorido que en el exclusivo para chicos, tanto es así que los hombres empiezan a quejarse por esa discriminación.
También dicen que esas situaciones se producían porque los trenes suelen acoger en hora punta hasta tres veces más pasajeros de los que deberían. Y yo me pregunto si no hubiera sido más acertado multiplicar por tres el número de convoyes en ese horario, en vez de montar el numerito rosa.




miércoles, mayo 25, 2005




Tengo que pagar mantenimiento de ascensor viviendo en un bajo
Película porno por delante por detrás
La culpa es de los padres por dejar que vistan como putas
Actriz porno parecida a Britney Spears
Mi glande mi prima
Quién tiene fantasías con mi suegra

Fotos bajo la falda
Cartas eróticas de las monjas
Médico falda pecho
Chicas haciendo sexo en el auto

Imágenes de pies de chica joven
Porno en vivo gratuito
Cómo invitar a una chica a que tenga sexo un solo día

Fotos de mujeres altas delgadas y bien vestidas
Putas de la calle con faldas
Les gustamos sin bragas


Estas son frases escritas en buscadores a través de las cuales han llegado algunos visitantes a mi página. Y todavía hay quien duda de que el sexo es el motor que mueve el mundo.




martes, mayo 24, 2005




El otro día leí algo muy curioso sobre los ascensores. No puedo recordar donde fue, aunque lo más probable es que lo narraran en una novelita divertida que acabé la semana pasada, porque el protagonista de la historia era el dueño de la empresa de ascensores Germán Montalvo.
Bien, pues sea donde sea que lo leyera, se decía que a esos aparatos se les puso de nombre ascensor porque en un principio sólo servían para ascender: para bajar se seguían utilizando las escaleras de toda la vida. Cuando la altura de los edificios se elevó y se generalizó su uso tanto de subida como de bajada a nadie se le ocurrió cambiarles el nombre y siguieron llamándose como en su origen.
Me hace gracia pensar que se hubiera organizado en su día con el tema del ascensor una polémica similar a la que vivimos estos días con el asunto del matrimonio gay. Digo yo que si se puede llamar ascensor a algo que asciende y desciende, por qué no se va a poder llamar matrimonio a un contrato civil entre dos partes aunque ninguna de ellas sea mujer.




lunes, mayo 23, 2005




Durante casi dos años, todas las tardes volvía del trabajo en el coche de una joven colega muy divertida. Irene conducía bien y rápido y solía enfadarse con los que en la M-30 intentaban colarse a toda costa y aprovechar el más mínimo hueco para ponerse delante. Les ponía a parir aunque con una sonrisa de oreja a oreja y les dejaba bien clarito que no se iba a achantar. "¿Adónde irán con tanta prisa?", se preguntaba a menudo.
Un día le conté que Erich Fromm mantenía en El miedo a la libertad, algo así como que los habitantes de las grandes ciudades están poseídos por la urgencia. Salen de trabajar y bajan las escaleras corriendo para no perder el primer metro o se lamentan si al llegar a la parada del bus este se les escapa. Si van al volante de su coche se ponen nerviosos si el que va delante frena y no se apura para pasar el semáforo en ámbar; les molesta tener que ceder el paso al que se les cruza porque eso retrasa su vuelta a casa. Y lo peor de todo es que no saben para qué corren, porque la mayor parte de las veces cuando llegan a su casa se aburren.




domingo, mayo 22, 2005




Recibimos a Mr. Peep que nos trae una propuesta muy interesante.

Los lunes con Mr. Peep
¿Mal de amores? ¿Fantasías sexuales sin realizar? ¿Perversiones? ¿Aerofagia? Desde hoy queda inaugurado el consultorio erótico sentimental de Mr. Peep. Atenderé todas las consultas en el mail sss_sss_@msn.com. De ellas, seleccionaré la más ejemplar para publicarla, junto con mi respuesta, los lunes. También atiendo consultas privadas. De momento, el servicio es gratuito.
PD.: No es coña.




viernes, mayo 20, 2005




Hay algo que siempre me hace pensar cuando lo leo en alguno de los comentarios. Se me sugiere, en ocasiones, que escriba para mí y esa recomendación no deja de resultarme curiosa. Nunca he escrito para mí: por eso nunca he llevado un diario, ni he escrito un poema, ni un relato. Tampoco he deseado ser escritora. Mi única vocación es la de lectora y, si acaso, la de narradora oral. Muchas de las anécdotas que cuento por aquí ya las han soportado la gente que me rodea y las he ido puliendo a medida que las contaba una y otra vez.
El blog, en cierta medida, es como si os tuviera sentados alrededor de la lumbre y os contara lo que me acaba de sorprender o evocara para vosotros momentos de mi pasado. Y me contestarais con vuestros comentarios o con vuestro silencio. No seguiría con este blog si no tuviera la certeza de que soy leída, de que estáis ahí. Entiendo que otras personas vivan su blog de manera distinta, pero yo lo vivo así.




jueves, mayo 19, 2005




Uno de los adjetivos que más he oído aplicados a mi persona es el de simpática. Curiosamente ha sido en el trabajo donde más me lo han llamado y siempre me ha encantado oír que alguien me definía de este modo. Bueno, me ha encantado hasta hoy. Acabo de enterarme de que las chicas simpáticas están peor retribuidas que las antipáticas (sólo las chicas, a los chicos esta variable no les afecta). Empar Pons, una estudiosa del asunto, acaba de llegar a esa conclusión.
¡Y yo que pensaba que sonreír era gratis! Pues no, parece que me ha costado mis buenos dineros derrochar simpatía a diestro y siniestro. Pero no me importa, porque ¿y lo que he disfrutado, qué?




miércoles, mayo 18, 2005




"Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja. De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países.
De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta. Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella.
Acabado el almuerzo, la joven se levanta en busca de un café. Y entonces descubre en la mesa vecina, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta."

Esta historia, que además es auténtica, la leí hace unos días en El País y me pareció deliciosa. Desde entonces no he dejado de pensar qué hubiera hecho la chica si en vez de en la mesa hubiera encontrado al joven dentro de su cama.




martes, mayo 17, 2005




Nunca he mirado los culos a los tíos. Jamás. Quiero decir que no los he mirado con lascivia. A los hombres siempre he preferido tenerlos de frente y mirarlos a los ojos a ver si se veían atisbos de vida (inteligente). Una vez constatada su existencia, reconozco que he agradecido, y distrutado, que fueran poseedores de otros atributos digamos menos etéreos. Pero eso siempre ha sido algo que he considerado en segunda instancia.
Por eso no salgo de mi asombro, ya que en los últimos tiempos me estoy haciendo una verdadera especialista en este tipo de volúmenes. Se me van los ojos tras de ellos sin poder, ni querer, evitarlo. Los miro, los evalúo y les pongo nota. Aprecio esos culos que no se ocultan, que van vestidos para ser mirados, que tienen vida propia... Pero lo que más me sorprende de todo es que esos culos que disfruto mirando son siempre femeninos.




lunes, mayo 16, 2005




Me di cuenta de que había empezado a madurar el día en que dejé de gastar energías en despotricar contra lo que no me interesa. Las revistas del corazón, por ejemplo, a mí no me seducen pero entiendo que pueda haber gente que disfrute con ellas. El fútbol no me atrae, pero me parece magnífico que haya gente que se apasione por él. Las series de nuestras televisiones normalmente me resultan aburridas pero no tengo nada en contra de ellas. No las veo y punto.
Sin embargo, reconozco que hasta en los sitios más insospechados se pueden encontrar auténticas joyas. Por ejemplo en la serie Aquí no hay quien viva se escuchan a veces los diálogos más inteligentes y vitriólicos que se escriben en lengua castellana. Y en la revista ¡HOLA! encontré lo que más me ha interesado de la boda de Carlos y Camilla, historia que dicho sea de paso me parece de película, o de novela, más allá de la realeza de los contrayentes.
Aunque apenas se le dio importancia, al enlace acudió su ex marido junto con su actual compañera, algo impensable en nuestro país, donde no sólo hubiera sido imposible que acudiera a la boda del príncipe el ex de Leticia, sino que ni siquiera fue invitada la actual mujer del padre de la novia. Pues bien, esa revista publicaba una foto en la que Mr. Parker-Bowles, con una sonrisa, le hacía un discreto gesto cómplice a Camilla que encerraba un "Por fin, lo conseguiste" que me resultó sorprendente.




domingo, mayo 15, 2005




Os dejo con Mr. Peep.

Los lunes con Mr. Peep
Hay muertos a los que nadie quiere velar ni tienen cortejo fúnebre ni misa de difuntos. Uno de esos era mi hermano. "¿Quiere verlo?", me preguntó el funcionario del Instituto Anatómico Forense. "Está normal", aclaró, como queriendo decirme que el trago no iba a ser demasiado duro. Deben de ver muchos cadáveres destrozados esta gente. Ya sabía yo que estaba normal, lo había visto la noche anterior, horas después de que mi padre me llamara y me dijera, con ese laconismo de la gente simple: "Está muerto, Luis está muerto". Cuando llegué, su cuerpo reposaba en el suelo de su habitación, con una expresión de serenidad en el rostro que no le recordaba. Mi padre le había colocado los brazos a los largo del cuerpo, con la intención, sin duda, de darle algo de dignidad a la escena. Luis llevaba varios años sin salir de casa, de su cuarto, quizá deseando inconscientemente ese desenlace. Como quizá inconscientemente lo deseábamos todos. Mi hermano Luis tenía treinta años y era un perdedor.
Durante años he recordado sus ojos pidiéndome ayuda. Decir que era drogadicto sería simplificar la cuestión. No era otra cosa que un crío demasiado sensible que no había sabido soportar la presión, y se fugaba o se refugiaba donde podía con lo que podía, como hacemos todos con algo más de suerte o de prudencia o de miedo. Vivir es jodido, en ocasiones.
El Instituto Anatómico Forense de Madrid está en la Ciudad Universitaria, cerca del edificio de Biológicas, entre pinos y setos. La entrada del edificio, no obstante, tiene algo de siniestro, como si la fachada, tan sobria, se hubiera contagiado del horror que tantas veces se debe de vivir dentro. Tardamos poco en el asunto del papeleo. Era el desenlace de quince años de fracaso. Nada excepcional, todo el mundo conoce algún caso así. Hace unos meses leí un reportaje sobre los hikikomori. Un comentario en el blog de Bo me lo recordó. Algo de hikikomori tenía mi hermano. A lo largo de esos años acudí muchas noches a casa de mis padres, cuando la situación alcanzaba una violencia insoportable. Luego Luis se recluyó, sin lazos con nada, apenas conmigo, su único hermano. A falta de otra cosa, tomaba ansiolíticos, barbitúricos... de todo lo que le hiciera dormir. Las pastillas que el médico recetaba sin preguntar y que mi padre le entregaba rogando que aquella noche no saliera de su habitación, que amaneciera sin escándalos ni gritos ni agresiones. O de que, quizá, no lo sé, aunque me lo pregunté entonces, facilitaran el final definitivo de aquel mal sueño.
Lo incineramos a la mañana siguiente. Al acto asistimos sólo Bo y yo. La ceremonia se parece a esas que se ven en las películas, a veces: una sala, en este caso vacía, y el féretro que se desliza hacia el horno crematorio, supongo. Cuando el ataúd desapareció detrás de las cortinas, la funcionaria nos preguntó que si nos esperábamos a recoger las cenizas. Le dijimos que no. Ya la habíamos dicho que no antes, cuando nos preguntó que si queríamos que un sacerdote rezara una oración. De vuelta a casa, mientras conducía, en mi cabeza sonaba Over the rainbow, la canción que interpreta Judy Garland en El Mago de Oz. Mi hermano solía tararearla, acompañándose de su guitarra, una eléctrica imitación de las Gibson que no tocaba mal. No he vuelto a oírla, ni quiero, desde entonces.
Ya sé, es un post triste, pero es que Bo me ha dicho que me deje de chorradas.




viernes, mayo 13, 2005




Cuando la Eurocámara decidió limitar la jornada laboral a 48 horas semanales tuvo que vencer las reticencias del Reino Unido. Sin embargo, para sorpresa de propios y extraños ha sido este país el primero en poner esta directiva en práctica, eso sí, el colectivo elegido es de lo más pintoresco. Y si no pinchad aquí.




jueves, mayo 12, 2005




Hace años leí una novela espléndida y espeluznante, El diario de Edith. En ella Patricia Highsmith cuenta las miserias de una mujer inquieta a la que la vida le juega a la contra: su marido la abandona, su hijo es un tarambana sin futuro y ella asiste perpleja a ese derrumbe de sus sueños día a día. Para sobrevivir se inventa una vida paralela en la que su hijo tiene un comportamiento ejemplar, se casa y la llena de nietos a los que teje jerseicitos de lana. Y a medida que construye esa ficción tan rica en devenires, le parece más real que su vida diaria tan vacía de contenidos y tan miserable.
A mí ese personaje me resulta comprensible. Os confieso que si la vida que llevo no me satisfaciera no tendría ningún reparo en invertarme una existencia más interesante. Las cosas o se viven o se imagina uno que las vive, pero renunciar a ello es lo último.
Aunque reconozco que hay personas que atajan sus carencias de una forma más ingeniosa. Según leí hace unos días en El País en un pueblo de Andalucía una mujer anunció la venta de su casa y puso un enorme cartel de Se vende. Cuando alguien llamaba al timbre para interesarse, ella entreabría, agradecida. 'No, si no está en venta. Ese anuncio es la única manera que tengo de hacer que suba gente a darme conversación', les decía.




miércoles, mayo 11, 2005




Para mox, él sabe por qué

Noto a Mr. Peep preocupado. No es que me diga nada pero sé que no se esperaba que volviera a jugársela. Supongo que se tachará a él de ingenuo y a mí de perversa pero es lo que hay. Nada me gustaría más que no haber caído de nuevo en ello pero no he podido evitarlo. Con el primero de mis cuelgues lo sobrellevó con elegancia, sin entenderlo pero sin reprochármelo. Aguantó el tirón como pudo hasta que poco a poco el tiempo acabó poniendo las cosas en su sitio y ambos nos olvidamos del asunto.
La reincidencia creo que es lo que más le ha molestado, no esperaba tener que pasar otra vez por esto y ese volver a las andadas le ha sacado de quicio. Dice que no le hago caso, y eso no es cierto, aunque cuando estoy a punto de superar un nivel no estoy para nadie, la verdad. Y es que desde que he descubierto el
Zuma, me ocurre lo que me pasó con el Tetris que me sale la adicta que llevo dentro. Bueno, no tan dentro.




martes, mayo 10, 2005




"Sus altezas reales los príncipes de Asturias tienen la gran alegría de anunciar que esperan el nacimiento de su primer hijo para el próximo mes de noviembre. Sus majestades los Reyes desean con este motivo sumarse a la gran alegría de este feliz anuncio." (Las cursivas son mías.)

Me parece de perlas que la gente se reproduzca pero con lo que nos cuesta esta familia al menos podían cuidar un poquito las formas. Hagamos un somero análisis del texto:
1) Podrían copiar a la prensa española, que en sus libros de estilo recomiendan abreviar en los tratamientos, y eliminar ese lenguaje tan ampuloso. Con decir los príncipes de Asturias y los Reyes habría sido más que suficiente.
2) Deberían plantearse la posibilidad de contratar otro escribiente con mayor dominio del idioma. Que los príncipes sientan "gran alegría" y los reyes la misma emoción resulta un poco pobre. Lo mismo ocurre con "anunciar" y "anuncio": a ese redactor habría que recordarle las ventajas de utilizar sinónimos.
3) Eso sí, también hay que reconocerle los aciertos al artífice del texto, porque si en aras de la corrección política llega a escribir "de su primer hijo o hija", os juro que a mí me da algo.




lunes, mayo 09, 2005




Las secuelas del accidente de coche en el que me estampé contra el parabrisas fueron las que menos me esperaba. Temí los primeros días que me quedaran cicatrices, que los párpados y los labios no volvieron a su lugar pero nada de eso ocurrió. En un par de meses estaba completamente restablecida y al no ser yo la conductora tampoco tuve que superar el miedo a coger el coche de nuevo. Nunca me ha gustado conducir y la cosa siguió igual tras el accidente.
El primer susto me lo llevé una tarde, casi un año después, en la que estaba dando un beso de esquimal a mi novio. Se echó para atrás de golpe y me dijo que le había pinchado. Me eché a reír y me llevé la mano a la nariz. Para mi sorpresa también yo sentí una punzada de un trozo de cristal que en su día debió quedar allí alojado y que ahora buscaba una salida. Meses después noté una pequeña protuberancia en la parte superior de la mejilla y al día siguiente ya se veía el brillo de una pequeña lasca que acababa de romper la piel. Consulté con el cirujano y me dijo que no me preocupara, que era normal que quedaran pequeños restos y que mi cara los iría expulsando poco a poco. Tardé casi cuatro años en librarme del último.
Y ahora acabo de leer que lo más de lo más cool es insertarse un chip en la mano, como se hace con las mascotas, para no tener que memorizar claves. Hombre, no sé a quién van a engañar pero conmigo que no cuenten. A ver quién me garantiza que el aparatito se va a estar quieto o, como mis cristales, no va a parar hasta salir a la superficie... o buscar acomodo donde mejor le parezca.




domingo, mayo 08, 2005




Como cada semana recibimos a Mr. Peep con los brazos abiertos.

Los lunes con Mr. Peep
"Soy un vestigio del pasado". Eso me he dicho esta mañana al mirarme al espejo mientras me afeitaba. No quería decirme con eso que esté envejecido, pensaba más bien en mi relación con Bo. A ver, ¿quién mete hoy en día a un tío en su casa para toda la vida? Es como comprar o hacer leasing*. Mejor el leasing, claro.
Para mí que el secreto está en que nos hemos organizado como el Gobierno: uno, unas carteras; otro, otras. Así, Bo lleva todo lo que es Economía y Hacienda, Sanidad, Educación y Turismo; yo me encargo de Trasportes (más que nada ir a recoger al niño cuando tiene cumple), Investigación y Desarrollo (o sea, resetear el ordenador cuando se bloquea), Defensa (cerrar la puerta y la ventanas por las noches) y Fomento (por la chapuzas caseras). No sé, creo que Bo no se lo ha pensado bien: con un buen seguro hogar tendría todo eso y más.

*Leasing: Es el arrendamiento de un bien durante un período, que puede ser revocable por el arrendatario en cualquier momento, previo aviso. Su función principal es la de facilitar el uso del bien arrendado a base de proporcionar mantenimiento y de reponerlo a medida que surjan modelos tecnológicamente más avanzados.




viernes, mayo 06, 2005




He sufrido al ver la fragilidad de Sánchez Ferlosio embarcado en la recogida de su premio Cervantes. Ese hombre siempre me ha gustado. Me conmovió que tan poco dado como es a dejarse ver tuviera el gesto de acudir al entierro de su ex mujer, Carmen Martín Gaite, y me ha emocionado ver que empezaba su discurso hablando de la única hija que tuvieron y que ambos perdieron con poco más de veinte años.
Y he entendido que haya declinado acudir al Círculo de Bellas Artes a abrir la lectura de El Quijote, porque como Ferlosio pienso que es una pantomima. Cuando les veo leer ufanos a unos y a otros me pregunto cuántos de ellos han disfrutado íntimamente con la lectura de ese texto, para cuántos en su vida ha habido un antes y un después desde que ese libro pasó por sus manos. Y me lo pregunto porque una lectora empedernida como la que suscribe ha tenido en sus manos ese libro en varias ocasiones y en otras tantas lo ha dejado para mejor ocasión. Ocasión que me temo no llegará nunca.




jueves, mayo 05, 2005




Hasta hace no tantos años, en mi pueblo había una tradición muy cruel. Lo llamaban las cencerradas y consistía en que la gente se echaba a la calle al anochecer haciendo ruido con cualquier instrumento que se pusiera a mano. Recorrían todo el pueblo en medio de una algarabía atronadora para hacer saber a todos los vecinos que un viudo (o viuda) osaba casarse de nuevo. Los destinatarios de estos bochornosos espectáculos no sólo debieron soportar en su día la pérdida de su pareja, sino que por el hecho de rehacer sus vidas tenían que aguantar el ser objeto de burla de sus vecinos. Mi madre nos contaba que la gente salía a la puerta y preguntaba: "¿Por quién va?" y los que iban en cabeza daban razón del vecino al que iba dirigida esa cencerrada.
Esas costumbres murieron, pero ahora tenemos nuestras propias cencerradas, más sibilinas, quizá, pero igual de hirientes. Y lo digo porque el ex canciller alemán Helmut Kohl ha pedido COMPRENSION por mantener de nuevo una relación de pareja, después de quedarse viudo hace cuatro años. Me pregunto si lo pide por su condición de viudo o porque la chica es más joven que él, sea por la razón que sea me parece demencial que alguien tenga que pedir clemencia para organizar su vida privada como mejor le convenga.




miércoles, mayo 04, 2005




Aunque fuera de su día habitual, recibimos a un Mr. Peep más Bart que nunca.

Los lunes (miércoles) con Mr. Peep
"¿Te gusta conducir?", me preguntan en la tele. Me gusta conducir.
Parece contradictorio, pero no lo es: la conducción por carreteras secundarias poco frecuentadas favorece el ensueño, el monólogo interior onírico. Así que entre curva a la derecha y curva a la izquierda yo repasaba mentalmente el extra de FHM: esta sí, esta no... ya sabéis, ¿no? Había conseguido ligar con la elegida y estaba a punto de obtener una mamada cuando oí la voz de Bo: "¿Ya estás otra vez? Voy a tener que ingresarte de nuevo...", me recriminaba, levantando la vista del folleto turístico cuya letra pequeña leía con atención. Se me cortó el rollo, la verdad. Pero algo me reconfortó inmediatamente después. Desde el asiento de atrás escuché a mi hijo: "Jo, mamá, cállate, que estaba pensando que he metido dos goles y estaba firmando autógrafos". En fin, cada uno con lo suyo.




martes, mayo 03, 2005




Un alpinista, hablando de sus ascensos a los ochomiles, decía que la subida al Everest fue para él única: cuando coronaron la cima se encontraron con que no había nadie en ella. Y contaba que era algo raro que se diera esta circunstancia, porque lo usual era que al llegar arriba te encontraras a uno o varios grupos.
Recordé esta anécdota cuando el sábado a primera hora emprendimos viaje a los Pirineos catalanes. Temí que, con cuatro días por delante, miles de madrileños hubieran decidido trotar por el Parque Natural de Aigues Tortes y disfrutar visitando minúsculas iglesias románicas como esta o esta otra, con sus pequeños cementerios pegados a ellas. Pero me equivoqué y no sólo esos parajes estaban tranquilos y nevados, sino que el tráfico por la autovía de Barcelona era fluido, y el tiempo ha sido espléndido.
Lo único que lamento es tener que contaros otra historia con final feliz, pero es lo que hay.