viernes, junio 12, 2009




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Acabo de leer un artículo asombroso: uno de cada ocho nacidos compartieron el útero materno en sus primeros días, e incluso semanas, con un gemelo que no salió adelante pero que les marcó de por vida: porque de algunas de las anomalías congénitas que sufren esos supervivientes son responsables esos gemelos llamados fantasmas.
Y hablando de gemelos, todos, ya seamos de ciencias o de letras, hemos oído hablar de los números primos: esos números que sólo son divisibles por ellos mismos y por la unidad. Pero pocos hasta que este chico publicó su bellísima novela habíamos oído hablar de los números primos gemelos: esos que sólo les separa un número entre ellos, como el 29 y el 31, o el 41 y el 43. Tan cerca unos de otros pero a la vez tan solos, irremediablemente solos. Y esto, mi querida Min, no es que huela a recomendación, es que lo es en toda regla: es uno de los mejores libros que he leído en años. O sea que... vosotros mismos.