viernes, mayo 20, 2005




Hay algo que siempre me hace pensar cuando lo leo en alguno de los comentarios. Se me sugiere, en ocasiones, que escriba para mí y esa recomendación no deja de resultarme curiosa. Nunca he escrito para mí: por eso nunca he llevado un diario, ni he escrito un poema, ni un relato. Tampoco he deseado ser escritora. Mi única vocación es la de lectora y, si acaso, la de narradora oral. Muchas de las anécdotas que cuento por aquí ya las han soportado la gente que me rodea y las he ido puliendo a medida que las contaba una y otra vez.
El blog, en cierta medida, es como si os tuviera sentados alrededor de la lumbre y os contara lo que me acaba de sorprender o evocara para vosotros momentos de mi pasado. Y me contestarais con vuestros comentarios o con vuestro silencio. No seguiría con este blog si no tuviera la certeza de que soy leída, de que estáis ahí. Entiendo que otras personas vivan su blog de manera distinta, pero yo lo vivo así.