sábado, noviembre 14, 2009




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Durante los aburridos años que pasé sentada en una mesa en una oficina bancaria, tuve la oportunidad de ver esta imagen cientos de veces impresa en los talones que los clientes ingresaban en sus cuentas. Solía fijarme en los logotipos de los bancos y cajas de ahorro y este, diseñado por Miró, era mi preferido: me gustaba esa gran estrella y esos dos pequeños soles. Sólo años después supe que lo que Miró realmente dibujó no era lo que yo creía, sino la imagen de un niño echando una moneda en una hucha.

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Desde hace años hago la compra semanal en Carrefour, primero yendo físicamente a la tienda y desde ya hace bastante tiempo sentada cómodamente en mi casa tecleando este ordenador. Como además en esta casa nos gustan las marcas blancas, vivimos rodeados del logotipo de Carrefour. Reconozco que siempre me ha gustado esa imagen: esas dos flechas mirando una a cada lado, una tan simple y la otra tan peripuesta. Hasta esta mañana en que mi hijo me ha dicho que estaba cansado de ver la C de Carrefour por todas partes. He cogido un cartón de leche, he mirado con atención y por primera vez en mi vida he visto una C donde yo sólo había visto dos flechas.