martes, mayo 26, 2009




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Cuando leí que el gobierno nipón había prohibido las máquinas expendedoras de ropa interior usada, aunque si permitía que se siguieran vendiendo en tiendas tradicionales, no pude aguantarme la risa y pensé en escribir un post, pero pasaron los días y lo dejé pasar.
Cuando una amiga me envió las fotos de faldas falsamente transparentes que arrasaban en Japón, y en internet claro está, me resultó tan divertido que también pensé en el blog, pero la pereza me venció y callé.
Pero cuando esta mañana he leído en ADN acerca de los Gato-cafés, cafés japoneses donde se alquilan gatos por horas, ya sabía yo que esto no iba a poder dejarlo pasar. Y es que no me digáis que no es una idea fantástica que deberíamos copiar, eso sí nada de alquiler aquí gratis. Ya me estoy viendo en el Comercial, en el Gijón, en la Pecera del Círculo o en el Central tomando café con un gato encima.