Recién llegada a Madrid pasaba bastante tiempo sola. No conocía apenas gente y la literatura fue en esos primeros años casi la razón de mi vida. Leía, leía y leía sin descanso y eso hacía que me sintiera acompañada y que las horas pasasen a la espera de tiempos mejores. No sé por qué pero pensaba que los escritores a los que leía eran todos gente solitaria, atormentada y poco felices.
Un día, sin embargo, leí algo que me dejó de piedra. Javier Marías o Molina Foix, no recuerdo cuál de los dos, contaba en una entrevista, creo que a propósito de la muerte de Juan Benet, que lo que más iba a echar de menos eran las juergas en casa del finado, juergas que acababan con todos por el suelo recorriendo la casa y diciendo: "triquitraque, triquitraque, puuuuu!!!, puuuuu!!!...".
O sea, que mientras que ellos se partían de risa haciendo el trenecito yo me agriaba el ánimo leyendo Volverás a Región. Muy bonito, sí señor.