martes, septiembre 30, 2008




En los últimos tiempos me gusta mucho ir al centro de Madrid. Después de años casi sin pisarlo ahora he vuelto a redescubrirlo. Me bajo en cualquier estación de Metro y camino por calles que me sé de memoria. Me encanta volver a los sitios que frecuentaba, cerciorarme de que siguen ahí o descubrir que ya desaparecieron y que, en su lugar, han abierto una tienda de alimentación regentada por chinos, un local donde hacen tatuajes o un Starbucks Café.
Ayer me bajé en Alonso Martínez. Había un chico dando propaganda y me alargó un papelillo. Sabía que no lo iba a leer y que iba a tener que buscar una papelera, pero a pesar de eso lo cogí, como suelo hacer siempre, por cortesía, quizás. Me sorprendió ver que el papel me lo daban por la parte que no estaba impresa, así que le di la vuelta y para mi asombro también por el otro lado el papel estaba en blanco. En principio no supe qué pensar pero luego caí en la cuenta de que el chico sería nuevo en el oficio. O sea, que estaría de training.