Dos años dan para mucho o para muy poco, según se mire. Sea como sea aquí estoy de nuevo. Dispuesta a disfrutar con vosotros, a reírme, a emocionarme, a sentirme un poco más viva en una palabra.
Y mientras que pongo un poco de orden en esta casa, y en mi cabeza de paso, os dejo con una mujer que logró emocionarme hasta las lágrimas una tarde en el Teatro de la Abadía.
Va por ustedes.