viernes, noviembre 25, 2005




Reconozco que no acostumbro a dar consejos, y no es porque no me interese lo que les ocurra a las personas que tengo a mi alrededor sino porque creo que no tengo soluciones para nadie. Ni para mí misma, la mayor parte de las veces. Sin embargo, suelo hacer una excepción cuando una amiga o una compañera de trabajo me cuenta que tiene una primera cita. Lo siento, pero no me puedo reprimir y siempre acabo dándoles esta recomendación: por favor, no habléis demasiado, escuchad, escuchad y escuchad, y si además miráis al chico con arrobo y ponéis una expresión de estar oyendo lo más interesante de la última década, seguro que acabáis recogiendo frutos.
Esto que suele ser motivo de risas, sobre todo porque lo acompaño con gestos y pongo cara de estar extasiada ante las palabras del otro, es algo que siempre intuí que funcionaba. Pues bien, acabo de enterarme de que la ciencia acaba de darme la razón. Y si no me créeis pinchad aquí y sorprendeos.