jueves, agosto 25, 2005




Quería contaros cómo me va con mis sesiones de cine en casa y, además, proponeros un juego. Le he pedido a Mr. Peep (y se ha hecho de rogar que ni os cuento) que escribiera un comentario de las últimas películas que hemos visto. Así tenéis dos versiones: la suya y la mía. Se trata, cómo ya habréis intuido, de adivinar quién escribe con letra normal y quién es el de la letra de color azul. Y, como curiosidad, os diré que ambos lo escribimos sin conocer la versión del otro.

Entre copas: Para paladearla, bebérsela sorbito a sorbito y seguir disfrutándola horas después.
Un tipo gris con un amigo frívolo. Lo curioso es que acabe pillando a una mujer tan interesante.
Conociendo a Julia: Reconozco que me ponen de patillas las películas con actores superconocidos: me cuesta creérmelas. Nada de eso me ocurrió con esta película: Annette Benning está que se sale. Viéndola se entiende que su seductor marido aparcara sus correrías cuando la conoció. En cuanto a Jeremy Irons vuelve a estar como en sus mejores tiempos de Retorno a Brideshead.
Una peli para contemplar a placer a Annette Benning. Y una historia con un fondo amoral muy interesante: el de la relación de complicidad entre ella y Jeremy Irons, su marido.
Olvídate de mí: Contra todo pronóstico me pareció insulsa.
Para olvidarse de ella. Insoportable Jim Carrey. Pasable la Winslet.
Gente con clase: Muy irregular.
Como Arriba y Abajo, con toda la gracia de las comedias inglesas.
Las vírgenes suicidas: Una buena idea totalmente desaprovechada. Que esas chicas se suiciden no acaba de entenderse, pero que la joven Coppola no se suicidara al concluir la película se entiende aún menos.
Pretenciosa. Promete al principio pero luego descubres que no hay nada.
El hundimiento: Curiosa, inquietante y excesivamente larga. Podía haber dado más de sí, aunque sólo por ver al magnífico Bruno Ganz encarnando a Hitler merece la pena sentarse frente a ella.
Previsible, sin grandes hallazgos, salvo la formidable interpretación de Bruno Ganz y el encanto de la secretaria de Hitler.
El juego de Ripley: Me gustó ver a John Malkovich como Ripley aunque reconozco que Alain Delon daba mejor el tipo. Este peca demasiado de intelectual y la película resulta por momentos confusa.
Lo mejor, la villa italiana de Ripley, y John Malkovich, desde luego, y cinco minutos en los que parece que va a haber morbo de calidad: el momento de la narración del intento de conquista a su amante.