domingo, agosto 28, 2005




Le echo de menos. Fueron demasiadas las temporadas que pasamos juntos como para poder olvidarle. Lo disfruté siempre a pequeñas dosis, nada de atracones, quería que me durara cuanto más mejor, pero a pesar de eso llegó el final. Ahora cualquier circunstancia me lo trae a la memoria, hasta las más peregrinas. Esta mañana, por ejemplo, al ver una foto de Javier Marías en el periódico he pensado en él, y le he encontrado cierto parecido con el escritor. Quizás en las entradas, no lo sé, o en la forma de arquear las cejas o de mirar..., quién sabe.
No me importó que estuviera casado, ni que tuviera hijos, ni que aprovechara cualquier ocasión para tirarse a otras. Tampoco que se ganara la vida de manera tan poco ortodoxa. Sólo me bastaba con ver en su cara ese gesto de niño contrariado y la viveza de sus ojos para seducirme de nuevo.
Cuento los días que faltan para volver a verle. Necesito que salga cuanto antes la quinta temporada de Los Soprano en DVD. Necesito reencontrarme con Tony Soprano. ¡Ya!