martes, julio 12, 2005




He empezado el verano con mal pie. Me sobran tres kilos y lo llevo sólo regular. Normalmente no suelo perder el tiempo dándole vueltas a cosas sobre las que no puedo actuar. Por ejemplo, mi uno sesenta de estatura no es que me encante, ni mucho menos, pero lo tengo asumido y ni siquiera me pongo tacones, salvo en ocasiones especiales. Pero lo del peso sí, porque es algo que depende de mí, algo de lo que soy responsable y me molesta haberme dejado llevar por los dulces o no haberme dado más caminatas de las que me he dado.
Y es que debemos ser la única especie que de pequeños nos riñen por comer poco, y de mayores los disgustos nos vienen por todo lo contrario.