miércoles, junio 29, 2005




El lunes se presentó la novena edición de la campaña Libros a la calle. Cerca de 20.000 adhesivos se colocarán en metro y autobuses de la capital con textos de lo más variopinto, desde los adjetivos mágicos de Angel González a la prosa de Carmen Laforet. Es realmente curioso, pero estas iniciativas aumentan la venta de los libros cuyos textos se difunden.
Este año la guinda la ha puesto nuestra presidenta regional quien sin encomendarse a nadie ha afirmado que esta acción "mezcla dos actividades profundamente enriquecedoras, como son viajar y leer". Y claro, esta mujer se ha pasado, porque no dudo de que esas lecturas puedan hacer más soportables esos tediosos e interminables desplazamientos, pero hablar del placer de viajar en esas circunstancias me parece cuando menos peregrino. Salvo, claro está, para los que no los utilizan nunca y, como le ocurre a mi hijo, lo viven como una aventura. ¡Si es que son como niños!