viernes, junio 17, 2005




Aunque ya dije que estaba hasta la coronilla de tanto acto conmemorativo alrededor del Quijote, tengo que retractarme y confesar que, bueno, hay fastos y FASTOS.
Y es que ayer mis queridos La Fura dels Baus estrenaron en Salamanca un montaje con la pretensión de explicar un poco a ese ilustre caballero, eso sí, a su manera: luz, música de ópera, grúas, torres, molinos humanos formados por 60 trapecistas, público mojado... Mantienen estos chicos que si el personaje de Cervantes viviera hoy no leería novelas de caballerías sino que estaría enganchado a internet. Y que su escudero se movería pegado a un teléfono móvil de última generación manteniendo videoconferencias con la isla de Barataria.
Me hubiera encantado estar anoche en esa plaza salmantina, pero no sólo para disfrutar en ese espacio barroco de las audacias visuales de esos locos, sino también para decirles que se les ha olvidado un detalle que me parece decisivo. Deberían haber contado que un Don Quijote de nuestra época sería bloguero. Y de los buenos.