domingo, junio 05, 2005




Aunque en muchas ocasiones hablo en mis post de libros que acabo de leer o que leí hace tiempo, no acostumbro a recomendar nada de lo que cito. La razón es muy sencilla: la literatura me parece una experiencia tan personal e íntima que no es fácilmente transferible. Hay que conocer mucho a una persona, saber de su momento vital, de sus lecturas anteriores y de sus gustos, para atreverse a recomendarle la lectura de Proust o de Musil.
Sin embargo, a veces caen en nuestras manos pequeñas joyitas, a las que nos habíamos acercado sin muchas expectativas y que consiguen engancharnos con lo que nos cuentan. Me pasó la semana pasada con El matrimonio amateur y, sin que sirva de precedente, me arriesgo a recomendar su lectura.