viernes, junio 10, 2005




Afirma Vila-Matas que alberga la librería más bella del mundo.
Cuentan que Juan Benet se decidió a estudiar ingeniería al contemplar uno de sus puentes.
Dicen que es inevitable ir a comer al restaurante Telégrafo, sentarse en sus chesters turquesa y saborear un tawny.
Aseguran que en esa ciudad el tiempo transcurre más despacio.
Dicen que su Café Majestic mantiene intacto su art nouveau de 1921.
Cuentan que el puente de Doña María Pía fue un ensayo de Eiffel para enfrentarse a la que sería la obra de su vida.
Sostienen que Tabucchi vio en sus calles a una angoleña cantando una morna de Cesária Évora.
Aseguran que una de sus famosas bodegas almacena sus caldos en un túnel de casi seis kilómetros. Este túnel abierto para albergar el paso del tren tuvo que suspenderse al darse cuenta de que lo habían iniciado en sentido contrario.
Y yo ni afirmo, ni digo, ni aseguro, ni cuento, ni sostengo nada. Sólo sueño con pisar sus calles dentro de pocas semanas.
Pongamos que hablo de... Oporto.