Han corrido ríos de tinta para intentar convencernos de las ventajas que obtendríamos si fuéramos capaces de decir NO cuando es eso lo que queremos decir. Se han impartido cursos de formación con el único objetivo de enseñar a los asistentes a que aprendan a decir que NO. Los psicólogos han gastado miles de horas intentando convencer a sus pacientes de que no hay que sentirse culpables por decir NO.
Y, por desgracia, no se ha conseguido mucho que digamos: seguimos teniendo miedo a ejercer ese derecho, miedo a que nos tachen de negativos o egoístas, miedo a no quedar bien a toda costa.
Y en estas aparecen los chicos de DIGITAL+ y de un plumazo acaban con el problema: porque no me negaréis que decir NO puede resultar traumático pero decir PUES VA A SER QUE NO está al alcance de cualquiera. ¿O no?