lunes, abril 25, 2005




Aunque no esté en su mejor momento, Mr. Peep no ha querido faltar a su cita de cada semana. Se le agradece su profesionalidad y esperamos su pronta recuperación.

Los lunes con Mr. Peep
Ayer me atacó, inmisericorde, una gastroenteritis aguda. En esas estaba yo, evacuando litros y litros de líquidos nauseabundos, cuando me pregunté acerca del sentido de la vida. El amor, qué es el amor, me decía a mí mismo, entre vómito y vómito; qué lleva a los hombres a la fe, me interrogaba, mientras me deshacía en ríos malolientes; el sexo, por qué ocupa ese lugar de privilegio en nuestras vidas, meditaba, entre arcadas.
Convertido en una piltrafa, secándome el sudor de la frente con un kleenex, lo vi: todo gira en torno al nivel de sodio y potasio en sangre. Fue como una iluminación. Ahora ando por casa entonando una letanía que he encontrado en un libro de macrobiótica, a modo de mantra, como los hare krishna. Bo me mira, sigue hojeando su revista, y estoy seguro de que piensa: "Ya se le pasará, como lo otro".