martes, marzo 15, 2005




Todavía no me lo puedo creer. Y yo que presumía de saberlo casi todo de él. Qué ilusa. Qué poco conocemos a los que nos rodean. Después de años y años de convivencia, un pequeño descubrimiento te pone ante la evidencia de lo que nunca has querido saber: vives con un extraño. Lo que más me ha molestado es enterarme en casa de sus padres y que se haya reído cuando se lo he hecho notar.
Sé que no debería hablar aquí de estos temas pero no puedo seguir callando: mi marido se come la sandía sin quitarle las pipas.