He vuelto sobre el asunto de la obediencia y le he preguntado a mi marido que para qué necesita que sea obediente. Me ha dado tres razones:
- Insiste en que cuando haga la compra por internet le pida yogures griegos, no naturales. No es lo mismo, dice.
- Me pide que no invada su parte del lecho conyugal estos días de frío. Soy una pegajosa del carajo, dice.
- Y, por último, me informa de que va a comprarse una Gibson SG roja. Y no quiere oírme hablar de que para qué la quiere, que bien sabe él que no tiene ni idea de tocar la guitarra y que esa compra es puro fetichismo.
Y le he dicho que si es eso, que vale, que procuraré ser buena, aunque con lo de la guitarra no sé si voy a poder aguantarme y no lanzar alguna puyita. Ya veremos.