No sé si os habréis dado cuenta, pero estos días, como casi todos los madrileños, estoy un poco nerviosa. Han venido unos señores extranjeros a examinarnos para ver si somos merecedores de ser capital olímpica en el 2012 y estamos un poco abrumados con tanta responsabilidad. Nos ha dicho el alcalde que nos comportemos con naturalidad, que mostrándonos como somos vamos a resultar más atractivos que si se nos nota algo tensos. ¡Qué cachondo! Me ha recordado a los padres de los concursantes del Gran Hermano cuando recomiendan a sus hijos que sean ellos mismos. ¡Cómo si eso fuera lo más fácil del mundo!
A mí lo que más me preocupa es que estos señores del COI lean la prensa local. Se pueden encontrar con una noticia que no nos dejaría en muy buen lugar. Resulta que nuestras autoridades municipales han decidido suspender este año el concurso de carrozas del carnaval. La razón no es presupuestaria, que va, sino de mucho más peso: siempre ganaban los mismos. Y para más inri esa comparsa no era de Madrid sino de un pueblo de Ciudad Real, y claro no es plan que vengan unos de fuera a dejarnos en ridículo año tras año. Así que se suprime el premio y a otra cosa.
Me da repelús pensar que alguno de los miembros de la Comisión de Evaluación tenga dos dedos de frente, porque como sea así estamos perdidos. No hay que ser ninguna lumbrera para darse cuenta de que nuestros próceres municipales son un peligro público y muy capaces de suspender todas unas olimpiadas, a mitad de competición, por la sencilla razón de que los españoles no están ganando apenas medallas. Con el trabajo que les habría costado organizar los actos, para que luego vengan unos cuantos extranjeros a llevarse los laureles. Nada, nada, seguro que piensan que lo mejor es cerrar el quiosco y mandar a cada uno a su casa que es donde se está más a gusto.