domingo, febrero 27, 2005




Me he quedado con la boca abierta. Después de años de relación acabo de enterarme de que para mi marido su ideal de mujer es que sea dulce, cariñosa y obediente. Y me lo dice justo antes de irse de viaje como esperando a que a la vuelta sea ese dechado de perfecciones el que se encuentre en la casa.
Lo de ser dulce lo tengo complicado, no creo que sea un adjetivo que me defina y salvo mi pasión por la repostería poco más puedo aportar, pero podría intentarlo y en último extremo impostarlo, total no creo que sea tan difícil. Lo de cariñosa lo cumplo con creces, tampoco es que llegue al empalago, pero sí suelo ser afectuosa con propios y extraños. Pero el verdadero hueso duro de roer es lo de conseguir ser, o parecer, obediente. Por más que me esfuerce no voy a lograr engañar a nadie (y menos a él), además soy una discutidora nata y no me veo ejecutando órdenes sin rechistar. Estoy pensando en plantearle una alternativa, que cambie lo de obediente por otro atributo que esté más a mi alcance y a él a su vez le resulte atractivo. Admito sugerencias.