El estudiar la carrera mientras trabajas puede ser agotador por momentos, pero por otro lado tiene un montón de ventajas: te puedes comprar los libros que quieras sin límite, no te agobia el encontrar trabajo al terminar, puedes ir un taxi si pierdes el tren, no tienes que rendir cuentas a nadie de tus resultados, te puedes pagar una academia en verano sin que tengas cargo de conciencia y a la hora de festejarlo puedes hacerlo de forma más imaginativa. Porque, aunque no sea muy usual, ¿qué tiene de malo celebrar tu licenciatura invitando a tus amigos a un cocido en el mítico Lhardy? Sólo una cosa: que los camareros son unos plastas y no dejan de dar vueltas alrededor de la mesa con la botella de vino en la mano.