Cuando mi amiga Isabel empezó a trabajar como ginecóloga me contaba que la mayoría de las mujeres confesaban tener una frecuencia en sus relaciones sexuales de dos o tres veces por semana. Me decía que había pensado eliminar esa pregunta al hacer la historia de sus pacientes porque estaba segura de que no eran sinceras. Yo, con veinticuatro años y novio recién estrenado, tampoco tenía ninguna duda de que mentían como bellacas, supuse que era por vergüenza, o por pudor, por lo que rebajaban esa cifra, para que no las tomaran por unas viciosas, quizá.
Han pasado unos cuantos años y sigo pensando que esos números no se ajustan a la realidad. La única diferencia es que lo que hace años me parecía mentira por escaso ahora me parece increíble por excesivo.