lunes, enero 03, 2005




"Señor Rossellini: he visto sus películas Roma, città aperta y Paisa y me han gustado mucho. Si necesita a una actriz sueca que habla muy bien el inglés, que no ha olvidado su alemán, que puede hacerse entender en francés y que en italiano sólo sabe decir 'Ti amo', estoy dispuesta a ir a hacer una película con usted."

Ese fue el texto del telegrama que Ingrid Bergman envió a Roberto Rossellini en 1948. Cuando lo leí me encantó saber que la turbulenta historia de amor que luego vivió con el director italiano tuvo un arranque tan peculiar.
Y me sedujo esta mujer, porque siempre me ha gustado ese tipo de personas; esas que incluso aunque estén en una situación inmejorable (la Bergman era una estrella mimada por Hollywood en esos momentos) no dejan de provocar al destino para que éste las sorprenda.