martes, enero 04, 2005




No es que haya empezado el año con ganas de criticar, pero francamente en esto de los blogs personales hay que reconocer que está todo por hacer. Aquí todo el mundo va a lo suyo y nadie atiende a los intereses generales. Algún crítico con ganas de protagonismo, algún alma caritativa que te dice donde alojarte pero poco más. Y nuestros muertos, quién se ocupa de nuestros muertos. Nadie. Porque los blogs justo es reconocerlo nacen, se actualizan y mueren. Y dónde van cuando mueren, pues ni idea porque parece ser que ese tema no interesa a nadie.
Desde que empecé con mi blog es algo que me inquieta: adónde iré cuando deje de existir. Ante la falta de respuesta se te quitan las ganas de morirte y te pones a escribir como una posesa. Por qué creen ustedes que actualizo casi a diario, pues sencillamente por eso, por el miedo que le tengo al limbo blogueril.
Creo que deberíamos ponernos manos a la obra y crear una necrópolis en condiciones. Un sitio que recoja todos los blogs que acabaron sus días por inanición, por desidia, por acoso mediático, por exceso de éxito o simplemente porque sus autores necesitaban ese tiempo para otros menesteres más lujuriosos.
Tampoco hay que extenderse en demasía pero un epitafio imaginativo sería indispensable, así como un resumen del contenido del blog y una pequeña reseña de quién era, de cómo era y a qué dedicaba su tiempo libre el autor.
El tema de la reencarnación creo que lo voy a dejar para otro post porque aún tengo que darle un par de vueltas.