viernes, octubre 01, 2004




Mi sobrina quiere hacer la primera comunión. Su madre, mi hermana, no sale de su asombro: no está bautizada, jamás ha pisado una iglesia y ahora sale con esas.
Mi sobrina sigue insistiendo. Mi hermana la acompaña a la parroquia para conocer todos los trámites que hay que llevar a cabo: bautismo, catequesis y demás.
Mi sobrina está encantada. Su madre sospecha. Teme que su hija quiera hacer la primera comunión sólo por lucir un vestido de princesa. Y se lo pregunta a bocajarro.
Mi sobrina contesta que no, que no es sólo por el vestido, que también es por los zapatos.