jueves, octubre 07, 2004




El hecho de haber aprendido a leer varios años antes de lo que estaba previsto hizo que toda la gente de mi pueblo se sintiera, en cierta medida, responsable de mi futuro. Siempre le decían a mi madre que tenía que estudiar, que era una pena que siendo tan lista me quedara con las cuatro reglas. Cuando se enteraron de que finalmente iba a la Universidad y estudiaba Económicas se sintieron bastante decepcionados, eso y nada era lo mismo para ellos. Un primo mío al que preguntaron de qué iban esos estudios salió por el camino de enmedio diciéndoles que esa carrera era dos puntos más que abogado. Y respiraron tranquilos.

La segunda decepción que sufrieron conmigo fue cuando se casaron mis amigas del pueblo mientras yo seguía soltera. "Y no se casa", comentaban asombrados. Aunque como eran buena gente al final añadían una coletilla que me dejaba en buen lugar: "Eso sí, porque ella no quiere".