lunes, octubre 04, 2004




Aunque no suelen atraerme las novelas de género siento especial debilidad por las novelas eróticas. Eso sí, lo difícil es encontrar historias creíbles, verosímiles y que resulten excitantes. Salvo raras excepciones como Las edades de Lulú (la escena donde narra todo el agua que se vio obligada a ingerir después del trago más espeso de su vida es genial), la mayoría están escritas por hombres y cuando hablan de sexualidad femenina dejan bastante que desear. Recuerdo una novela de "La sonrisa vertical" donde el autor narrando como se masturbaba su protagonista nos decía que se introducía un tubo de dentífrico en la vagina. ¡Por favor! Pensé que debería haber probado él a metérselo por otra parte para darse cuenta de que no era el admíniculo más recomendable.
Pues bien, a pesar de tanto chasco, sigo insistiendo y acabo de empezar una joyita. El libro se titula Entre sus manos y sus cien primeras páginas son de las de leerse con una sola mano. Doy fe de ello.