martes, septiembre 07, 2004




Aunque nunca ha sido uno de mis autores preferidos, me reconcilié con Vargas Llosa al leer un artículo de opinión suyo en El País. Hablaba de su cotidianeidad y enumeraba sus ocupaciones: escribir una novela, componer un ensayo, redactar un artículo, dictar una conferencia... Me encantó esa precisión verbal.

La semana pasada mi hijo, que tiene nueve años, me lo recordó mientras pedía que le comprara una botella de agua para combatir el calor, me señalaba un camión de bomberos que quizá iba a sofocar un incendio o le preguntaba a su padre si el individuo de pinta sospechosa que se nos acercó le habia intimidado. Me encantó que fuera tan preciso.

La posibilidad de tener un escritor en la familia no me desagrada. Eso sí, la idea de que sea de derechas me gusta bastante menos.