jueves, agosto 26, 2004




Una vez leí una frase de Marguerite Duras que me dejó helada. Decía que ella era una alcohólica que llevaba casi cinco años sin beber. Y la entendí. Yo soy una fumadora que lleva cinco años sin fumar. Y como le ocurre a los alcohólicos jamás me atrevería ni siquiera a dar una calada. No me veo viviendo otro duelo.
Nunca me han gustado las medias tintas. Cuando me empleo en algo lo hago a conciencia. Por eso cuando fumaba, fumaba. Nada de un cigarrito después de comer o medio paquete cuando salía a tomar unas copas. No, lo mío iba en serio, desde que me levantaba me ponía con ello y cualquier ocasión era buena para encender un pitillo. Nunca me había planteado dejar de fumar pero como pasaba por un periodo de apatía en el trabajo pensé, que a falta de retos profesionales, no me vendría mal probarme en otros ámbitos. Marqué una fecha en el calendario y la noche anterior me acosté dos horas después de lo habitual para poder despedirnos a conciencia. Y nos dijimos adiós.