domingo, agosto 15, 2004




Esta mañana he visitado la exposición Monocromos. De Malevich al presente. Mi hijo, a quién de momento no parecen interesarle estos experimentos visuales, se entretenía leyéndonos los títulos de los cuadros. Después de varios rótulos pomposos y rebuscados -poco acordes con el minimalismo de la muestra- y ante un cuadro que mostraba el rincón de una estancia desnuda, nos ha leído Simplemente rincón y le hemos dicho que ese sí era un título magnífico. Ante nuestro asombro nos ha confesado que se lo acabada de inventar. Me he acercado para comprobarlo y he leído Sin título.