He decidido profesionalizarme. Es cierto que le he cogido el gustillo a la escritura, pero lo que me ha animado a tomar esta decisión es el eco internacional que está adquiriendo mi blog. Las visitas que he recibido de Polonia, Eslovenia, y otros lugares más remotos y exóticos aún, han despertado en mí la necesidad de llegar a un público más amplio, de no limitar mi mensaje a los internautas insomnes. Quizá lo aconsejable hubiera sido iniciar mi carrera en la prensa escrita, pues de eso se trata, con un plan de expansión prudente: las revistas de barrio, los periódicos gratuitos que reparten a la entrada del metro. O en todo caso, la revista corporativa de mi empresa. Pero aspiro a salir en las negritas de Umbral, a que Elvira Lindo se ponga ciega de rabia, a la recompensa del aplauso internacional y a la portada del Times. No hay prudencia que valga cuando se aborda un gran reto. Así pues, he decidido tomar al asalto El País. Otros lo han intentado antes que yo pretendiendo entrar por la puerta vergonzante de las "cartas al director". No es mi estilo. Quiero la primera página de Tentaciones.
La osadía tiene sus recompensas: ahí estoy, encabezando la sección "Estamos hartos de...": soy esa, la que se oculta bajo las iniciales B. P. Estoy segura de que todos habréis reconocido mi estilo inconfundible. Eso sí, los de El País no me han pagado nada.