Fiesta Fetichista
Todos vestían de negro. En un momento dado, el tipo que estaba a mi izquierda cogió mi mano derecha y comenzó a frotarme la palma de la mano. Después sacó una especie de fusta que era una tira de cuero cortada en dos y empezó a hacerme cosquillas con las puntas, por la palma, por los dedos, por las yemas, yo miraba la fusta y le miraba a él entre expectante y curiosa, y cuando menos me lo esperaba... ¡zas!... recibi un golpe seco: el dolor era mínimo y el cosquilleo que provocaba insoportable. Me quedé paralizada, pero no hice ninguna intención de retirar la mano. Al contrario, le miré desafiante y...¡zas!... me gané el segundo... acercó mi mano a su boca y sopló y me echó su aliento, alternativamente, otro golpe.... ¡zas! y me deslizaba el cuero por la piel haciendo pequeñas presiones, otro ...¡zas!.... y cuando el calor era más intenso me daba pellizquitos en las zonas más carnosas, al siguiente golpe... ¡zas!..... cerré los ojos para atrapar mejor las sensaciones y él dobló la correa en dos, frotó el extremo redondeado sobre mi palma, dejándolo deslizarse lenta y firmemente y sentí como si tuviera sobre mi mano un glande caliente, jugoso y brillante.
(Los chicos de lo mejor de todo han decidido dar a mi relato el primer premio de su I Concurso Erótico-Pornográfico. Y no seré yo quien se lo discuta, pero sí quien se lo agradezca.)