martes, junio 22, 2004




Desde siempre he sido una defensora acérrima de las relaciones de pareja. He dedicado muchas horas a vivirlas, a desmenuzarlas, a desentrañarlas, a hurgar en todos sus recovecos y, finalmente, he llegado a la conclusión de que este tipo de relaciones es una de las pocas aventuras vitales que podemos permitirnos. Nunca he sido tan libre ni me he sentido tan independiente como desde que le conocí a él. Nuestra relación ha ido creciendo con los años. Hemos vivido juntos momentos turbadores, baches existenciales, enamoramientos sucesivos, desapasionamientos repentinos y hasta fases que parecían terminales. Y todo ello no ha hecho más que fortalecernos.

Sin embargo, a veces siento la necesidad de otros aires, otros coqueteos, necesito escapar a esa "dictadura de la pareja" y jugar a otros juegos. ¿Alguien lo entiende?